Tras aplazar la ruta el viernes 20, el miedo latía en el cuerpo ante la imposibilidad de poder salir a disfrutar de la noche. pero en esta ocasión el cielo se abrió para nosotros y la luna nos acompañó durante toda la noche.
La noche avanzó con tranquilidad hasta Ledo, donde pudimos recuperar fuerzas con unos exquisitos bocatas, gracias a nuestros porteadores Emiliano y Goio.
Me alegra mucho que haya gente a la que estas rutas se las tome de esta manera: "Gracias por seguir obsequiándonos con estas verdaderas sesiones de terapia que tan bien nos vienen a la mayoría"
A vosotros, siempre.
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